Blog personal de Elena Porté

En estas páginas comparto escritura creativa y pintura. Encontraréis relatos breves, cuentos o retratos que brindan inspiración y belleza. Su propósito es mostrar que todos podemos aflorar nuestros dones creativos cuando nos conectamos al ser. Gracias por leerme.

Mi presentación

Me hallo en el teatro de la existencia. Aparezco en escena con un vestido raído cubierto por un delantalito amarillento y medias hasta medio muslo formando rosquillas en mis tobillos enjutos. Dos trenzas desaliñadas enmarcan mis ojos vivarachos y una sonrisa esquiva orientada al estrado.

Escucho una voz que me suena a eco que ha tardado eones en retornar:
– Y ahora les presento a nuestra siguiente invitada. Con nosotros, ¡Elena Porté!

«¿Me piden que me presente…?», pienso alzando la cabeza en un intento de hacer frente a las fauces del foco que me tiene acorralada. Entorno los ojos cegados por una luz que podría disolverme y encogiéndome de hombros, me digo:» «umm, pues no sé… no sé. En verdad no encajo en ningún atuendo», sigo aquí plantada. «Todos me aprietan, me reducen o diluyen mi ser», habla mi conciencia.

«Nunca he sabido presentarme». Y con un pensamiento escapado por la boca, me escucho diciendo: «soy tanto y tan poco a la vez».

Mi conversación interna continúa filtrándose a través de mis labios.
– En este momento soy…
Empiezo a danzar como una bailarina encumbrándome en mi tutú. Me entrego al espacio, lo abrazo, me abro completa y salto un arabesco trazando una gigantesca cúpula, por encima de la alfombra parda que forman los siete mil millones de espectadores concentrados.

– En verdad, puedo serlo todo… -advierto ya en voz alta.
Y ahora, de vuelta a la tarima, con ojos bien abiertos y brazos en jarras, desafío al público que abarrota la platea cuyo límite no alcanzo a distinguir. «Al fin y al cabo, todos van a salir al estrado», y ese pensamiento me recorre en forma de descarga energizante.

Aparezco enfundada en un traje de chaqueta con gafas oscuras.
– Ahora… soy una ejecutiva agresiva -anuncio proyectando la voz, aunque sé que me oyen los que quieren recibir.
– Me confundo con mi rol y a por todos voy. Exigente y gruñona, saco toda mi frustración ante los pobres espejos que me reflejan cómo yo soy. -En ese instante, la audiencia se transforma en una luna que devuelve la imagen de puzle encajando miríadas de cabecitas coloridas del tamaño de un alfiler.

Se disuelve la escena y emerge una estancia bañada en claridad.
Saludo con gesto liviano sentada detrás de un caballete, pincel en mano y folios esparcidos sobre un escritorio a mi lado.
– En pintora y escritora divertida, también me puedo convertir, porque creativa sí soy y disfruto haciendo reír. Almas puedo retratar y también historias contar. Algunas son mis pasiones y me permiten evolucionar. Otras, como la cocina, simplemente degustar el juego de probar y errar.

Vestida con ropa de calle y mostrando una sonrisa serena, me veo ahora sentada sobre un viejo baúl dirigiéndome otra vez a la audiencia amada con quien siento haber recorrido un viaje.
– Esta soy yo, ya lo veis. Un espíritu inquieto o demasiado quieto que todo y nada es a la vez, pudiendo manifestarse en mil caras, a la par que con muchos traspiés.

Y prosigo…
– Me fascinan los misterios de la psique. La evolución de la consciencia que siempre es. Y no pasa un sólo día sin que dé rienda suelta a una mente desenvuelta que todo lo analiza y con frecuencia se paraliza.

– Gracias por siempre.

Ya de espaldas traspasando la cortina del escenario, retumba de nuevo la voz.
– Y ahora les presento a nuestro siguiente invitado. Con nosotros…
Otro océano de aplausos inunda el teatro.